El territorio de nuestra querida Mendoza, atravesado por ríos que acarrean agua del deshielos de los Andes que genera el sistema de irrigación utilizado para la agricultura, su forma particular de cultivar la tierra, su clima templado, semidesértico y continental, con abundante cantidad de luz solar y escasas precipitaciones, reúnen las condiciones ideales para producir uvas muy maduras, lo que se traduce en una coloración intensa de sus vinos, ricos aromas, sabores y taninos dulces y finos en los tintos. Su uva distintiva es la Malbec, dentro de un parque varietal enorme y variado.

La cosecha se realiza normalmente entre febrero y principios de abril, transformando totalmente toda la atmosfera de la ciudad.